En España, cada año se producen entre 110.000 y 120.00 nuevos casos de ictus (el 85% de ellos isquémicos). Esto representa una mortalidad de más de 27.000 personas anualmente, siendo más de 16.000 mujeres, según datos de la Sociedad Española de Neurología a fecha de 2018. Existen dos tipos de ictus. Los isquémicos se producen por una obstrucción de una arteria cerebral. Mientras que los hemorrágicos se deben a la rotura de una de estas arterias. “Existen medidas que pueden evitar la aparición de un ictus o bien posibles ictus de repetición, medidas que es prioritario que la población conozca” explica el Dr. Francisco Gilo, neurólogo responsable de la Unidad de Ictus del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) , del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Medidas preventivas

– Control regular de la presión arterial: las arterias sometidas a presiones altas tienden a deteriorarse, endureciéndose y engrosándose, lo que favorece su oclusión. “La obstrucción de una arteria que produce un infarto cerebral puede ser debida al deterioro de las paredes de una arteria del interior del cerebro”.

– Medicación en caso de fibrilación auricular: la fibrilación auricular es el tipo de arritmia cardiaca más frecuente (en España la padecen más de un millón de personas y cada año se diagnostican 100.000 nuevos casos, según la Fundación Española del Corazón). “Esta patología impide una contracción efectiva de las aurículas del corazón. La medicación con anticoagulantes evita que la sangre forme coágulos al remansarse en las aurículas del corazón. Coágulos que pueden viajar hasta las arterias cerebrales provocando una obstrucción y, por ende, un ictus isquémico”.

– Control de la arterioesclerosis: Cuando las paredes de las arterias carótidas, que son las principales arterias que aportan la sangre al cerebro, se engruesan de manera significativa por la arterioesclerosis (acumulación de ateromas en arterias como las carótidas), puede recurrirse a su limpieza quirúrgica o a la implantación de una prótesis tipo stent. De este modo se restablece un flujo sanguíneo adecuado en su luz y se previene la aparición de un ictus.

– Control efectivo de la diabetes: uno de los efectos que provoca la diabetes es el daño arterial. Además, los pacientes con pre-diabetes (con resistencia anormal a la glucosa o resistencia a la insulina) tienen aumentado el riesgo de enfermedad arterioesclerótica. “Por otra parte, en ambos grupos, la hiperglucemia está asociada a mayores daños cerebrales cuando se produce un ictus”.

– Control del uso de anticonceptivos y terapia hormonal postmenopáusica: las hormonas externas que contienen estos tratamientos favorecen la coagulación de la sangre y, por tanto, de la formación de trombos que pueden llegar al cerebro y otras regiones del cuerpo como los pulmones.

– Precaución con las manipulaciones cervicales: éstas son una causa frecuente de ictus en personas jóvenes por un mecanismo denominado disección arterial. “Es la rotura de la pared de una arteria principal del cuello que estaba previamente sana, lo que genera una alteración del flujo que repercute en el cerebro”.

– No al consumo de drogas como la cocaína: tienen un efecto vasoconstrictor. Esto conduce a una excesiva contracción de la musculatura de las paredes de las pequeñas arterias del cerebro, favoreciendo su cierre y la resultante isquemia.

– Evitar la hipercolesterolemia: los altos niveles de colesterol LDL (popularmente conocido como colesterol malo) hacen que esta grasa se instale en las paredes arteriales formando placas que obstruyen las arterias vasculares pudiendo provocar un ictus isquémico. “La hipercolesterolemia puede ser provocada, principalmente, por dos factores: la herencia genética y una mala alimentación. Por este motivo, es recomendable llevar una alimentación basada en la dieta mediterránea y ejercicio físico. En algunos casos, es necesario recurrir a medicación (estatinas), que siempre debe ser prescrita por un especialista” asevera el responsable de la Unidad de Ictus.

– Consumo moderado de alcohol y no al tabaco: incluso los fumadores pasivos se ven afectados por un deterioro a nivel arterial.

Detección temprana del ictus

Cada vez se dispone de más tratamientos para actuar en el momento agudo en el que se presenta la enfermedad. En esta fase el tiempo es crucial para intentar revertir o minimizar los daños cerebrales que puede ocasionar el ictus. “Además, conocer los principales síntomas es básico también para poder actuar lo antes lo posible, con el objetivo de que las secuelas sean las mínimas o, incluso, ninguna”, matiza el Dr. Francisco Gilo.

Los principales síntomas que deben alertar a la población de que se está presentando un ictus son tres:

• Dificultad para hablar
• Desviación de la boca
• Pérdida de fuerza en un brazo