La diabetes mellitus tipo 1 (DM1) es una enfermedad autoinmune y metabólica caracterizada por una destrucción selectiva de las células beta del páncreas causando una deficiencia absoluta de insulina. La principal diferencia con la diabetes mellitus tipo 2 es que aparece en niños y jóvenes, generalmente, antes de los 30 años.
La presentación de la DM1, especialmente en niños, es generalmente abrupta, con síntomas claros pero que no siempre se presentan juntos en todos los pacientes, y por ello no son bien reconocidos cuando aparecen. En los niños más pequeños los síntomas son inespecíficos, lo que aun dificulta más el diagnostico.
Todo ello provoca el retraso en el diagnostico de la DM1 en niños y adultos jóvenes, y hace que con frecuencia se presente como Cetoacidosis Diabética (CAD), un problema mucho más grave y que puede presentar complicaciones importantes. En nuestro país, en torno a un 40% de los casos (unos 500 niños cada año) se diagnostican en esta situación. Además, la presencia de CAD tiene implicaciones importantes en el pronóstico a largo plazo, ya que hoy en día sabemos que el diagnóstico temprano en ausencia de CAD supone una mejor evolución metabólica durante al menos los 15 años siguientes al diagnóstico.
La diabetes juvenil, por otra parte, presenta gran inestabilidad y cambios aparentemente no justificados, relacionados con el momento de alteraciones metabólicas propias de la edad, por lo que debe ser objeto de controles periódicos, como el utilizado actualmente de glucómetro por simple contacto. Y teniendo que precisar “sin agobio”, el género de vida de infantes, adolescentes y jóvenes.
Saber reconocer los síntomas iniciales e identificarlos, es muy importante para poder realizar un diagnóstico temprano. Una prueba de glucemia capilar mediante una tira reactiva, será suficiente para valorar la posible existencia de diabetes. Estos son cinco síntomas que no podrían indicar la presencia de diabetes DM1.
Necesidad de orinar con mucha frecuencia (poliura). Se presenta un aumento de la necesidad de orinar. En niños pequeños que ya controlaban la orina de noche, vuelven a mojar la cama.
Sed intensa (polidipsia). El aumento de la necesidad de orinar y, por tanto, de pérdida de líquido, provoca también un aumento de la necesidad de beber.
Apetito aumentado (polifagia). La pérdida de elementos esenciales que experimenta el cuerpo con la diabetes no tratada, está asociada al aumento del apetito, que en algunos casos llama mucho la atención, porque puede producirse de forma simultánea a la pérdida de peso.
Adelgazamiento. Es un síntoma muy importante que, cuando se ignoran los otros signos y no se piensa en la diabetes, puede ser fácilmente atribuido a otras causas.
Cansancio. Este síntoma se manifiesta de forma física, mediante la falta de energía o la debilidad, pero también de forma psíquica, que en niños y jóvenes se puede ver reflejado a través de la apatía, falta de concentración o irritabilidad.